La disgrafía es un trastorno de tipo funcional que afecta a la calidad de la escritura del sujeto en lo que se refiere al trazado o a la grafía. Es muy importante contar con el factor de la edad para su diagnóstico. Según Auzías (1981), la alteración de la escritura no comienza a tomar cuerpo hasta después del periodo del aprendizaje, es decir, más allá de los siete años.
Características disgráficas:
– A nivel global
- Postura gráfica incorrecta
- Soporte inadecuado del útil escritor.
- Deficiencias en prensión y presión.
- Ritmo escritor muy lento o excesivo.
– A nivel específico:
- Tamaño de las letras muy grandes (por movimientos anómalos del brazo y cogiendo el lápiz muy alto) o por lo contrario muy pequeñas ( por movimientos exclusivos de dedos y sosteniendo el lápiz muy abajo)
- Formas de las letras: distorsión o simplificación de las letras, de tal forma que éstas resulten irreconocibles e indescifrables.
- Inclinación tanto a nivel del reglón “alineación” como a nivel de la letra.
- Espaciación entre las letras o las palabras (pueden aparecer desligadas unas de otras o apiñadas e ilegibles).
- Trazos (depende de la presión ejercida sobre el lápiz y de la pinza escritora) pueden ser tanto exagerados y gruesos como inapreciables.
- Enlaces entre las letras (no se realiza las uniones entre las letras de forma apropiada).
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